SVALBARD 2016
por Paco Chiclana
DEL 24 DE JULIO AL 4 DE AGOSTO
Participantes : Fernando Guerra, Fernando del Valle, David García, Virginia Bragado, Rocío Gallardo, Alicia Casart, Rai Martín, Mario Martín, Oscar Rodríguez, Andy Paterson y Paco Chiclana
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viajeros (c) fernando del valle |
Introducción.-
Del 26 de julio al 4 de agosto
hemos realizado un viaje alrededor de Spitsbergen de 10 días de duración. Con
inicio y fin en Longyearbyen, hemos circunnavegado la mayor de las islas del
archipiélago noruego de Svalbard recorriendo un total de 2.122 kilómetros, tocando además las islas aledañas.
Spitsbergen está ubicado a 650 km. al norte de Noruega -en el Océano Glacial
Ártico-, es la reserva natural más grande de Europa y su mayor parte está
cubierta por glaciares.
El viaje ha sido a bordo del
Ortelius, barco que tiene la mayor clasificación de hielo, con casco reforzado,
siendo adecuado para navegar entre hielo marino y placas de hielo sueltas a la
deriva, siempre que no sean muy antiguas y de mucho espesor. Es un gran barco
de expedición para 116 pasajeros dotado de un amplio espacio en cubierta para
observación, ideal para viajar a zonas remotas.
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Ortelius en Svalbard (c) paco chiclana |
La mayoría del grupo
contratamos el viaje con la agencia Tundra Viatges, aunque puede hacerse directamente
con Oceanwide-Expeditions. El barco ha resultado ser confortable y ha cumplido
las expectativas.
Hemos viajado entre los 77º y 81º
Norte, siempre por encima del Círculo Polar Ártico -casi tocando la cima del mundo-, y hemos disfrutado del sol
de medianoche con 24 horas de luz diarias. En el punto más septentrional de
nuestro itinerario, 81º 23’ Norte, hemos estado a unos 700 km. del Polo Norte
Geográfico.
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GPS del Ortelius indicando el punto casi más nórdico del viaje (c) paco chiclana |
La temperatura ha oscilado entre 0ºC en la banquisa o mar helado y
11ºC en otros puntos, lo que no es demasiado frío teniendo en cuenta su
proximidad al Polo Norte. Sí es cierto que la sensación térmica ha sido en
varias ocasiones de bajo cero debido al viento polar reinante.
La Corriente del Golfo trae aguas
relativamente cálidas desde latitudes intertropicales a través de la costa
oeste de Spitsbergen, dulcificando el clima. En cambio, la costa este está
influenciada por una corriente fría, que aporta aguas polares y mucho hielo
desde el Oceano Ártico, traduciéndose en un descenso de la temperatura.
El sol de medianoche, o 24 horas
de luz continuadas, fue testigo de nuestro viaje no escondiéndose el astro rey
tras el horizonte en ningún momento, aunque se notaba bajada de intensidad
lumínica al atardecer.
Svalbard es aún un paraíso
natural que mantiene su belleza y que conserva flora y faunas fascinantes.
Recorrido:
24 de
julio.-
Aterrizamos en Longyearbyen a las 2 de la tarde
provenientes de Oslo en un vuelo operado con SAS.
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aeropuerto de Longyearbyen (c) fernando del valle |
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aeropuerto de Longyearbyen (c) alicia casart |
Longyearbyen, en la isla de
Spitsbergen, es el centro administrativo de las Svalbard. Nos hospedamos en
Coal Miner´s Cabins –bastante agradable- y rápidamente fuimos en busca de las
primeras experiencias árticas. Justamente en los paredones próximos al
alojamiento nos encontramos con gran bullicio de álcidos que resultaron ser
mayoritariamente mérgulos, con algunos araos aliblancos
salpicados entre ellos. Los mérgulos se movían en grupos grandes y de manera
sincronizada. Seguimos caminando hacia el fiordo y por la zona de las escuelas
vimos dos parejas de lagópodos alpinos.
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lagópodo alpino macho -subespecie hyperboreus- (c) paco chiclana |
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lagópodo alpino hembra (c) fernando del valle |
Fue una gozada y una suerte verlos tan
pronto ya que en búsquedas posteriores no conseguimos dar nuevamente con esta
especie. Nos topamos también con varias parejas de escribanos nivales que
alimentaban a jóvenes volantones y que hacían las veces de “gorriones árticos”.
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escribano nival macho (c) paco chiclana |
Caminamos hasta las famosas perreras -al este de la población- donde con
tremenda fortuna y satisfacción vimos la primera gaviota marfil del tour en un
encharcamiento contiguo.
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gaviota marfil (c) paco chiclana |
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grupo cerca de las perreras (c) fernando del valle |
Justo por esa zona se halla una de las señales que
advierten del peligro por oso polar recomendando no traspasarla si no se va
armado.
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señal de peligro por oso polar (c) andy paterson |
La tarde iba saliendo muy bien. En el fiordo vimos varios grupos de
barnaclas cariblancas con pollos, una de ellas aparentemente leucística.
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barnaclas cariblancas con posible leucística (c) paco chiclana |
También localizamos una pareja de págalos parásitos con un pollo crecido.
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págalo parásito (c) paco chiclana |
Por la
zona también varios gaviones hiperbóreos, algunos correlimos oscuros, los
primeros renos de Spitsbergen -auténticamente salvajes- y mucha alegría por estar a 78 grados de latitud
norte.
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reno "enano" de Svalbard -subespecie platyrhynchus- (c) paco chiclana |
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a 78º N (c) paco chiclana |
25 de julio.-
Hoy tocaba día completo en Longyearbyen y
teníamos reservada una visita guiada de dos horas de duración para conocer más
profundamente la ciudad. Vimos la ubicación del Banco Mundial de Semillas, de
las instalaciones para estudio de auroras boreales, nos hablaron del amplio
abanico de nacionalidades que componen la población de unas 2.000 personas que
reside allí, de cómo construyen usando el permafrost como cimiento y de algunas
curiosidades más resultando bastante interesante.
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Banco Mundial de Semillas (c) paco chiclana |
Y sobre el mediodía nos
trasladamos al encharcamiento cercano al aeropuerto -Hotellneset bird area- para chequear aquel lugar,
al noroeste de la población.
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Hotellneset bird area (c) paco chiclana |
Allí sacamos bastante gaviota tridáctila, algún
págalo parásito, grupos familiares de barnaclas cariblancas y los siempre atractivos charranes árticos que intimidaban
constantemente para alejar intrusos de su área
de cría.
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charrán ártico (c) paco chiclana |
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charrán ártico atacando a barnacla (c) david garcía |
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familia de barnaclas cariblancas (c) paco chiclana |
Seguimos caminando por la orilla del fiordo y por el puerto vimos un
pato havelda, algunos araos de Brünnick y varios escribanos nivales.
Comprobamos que las distancias son más largas de lo que parece y costó algunas
horas alcanzar la población y nuestro alojamiento. Si volviera nuevamente intentaría
alquilar un coche o una bicicleta para moverme más rápidamente por las zonas
interesantes para aves (creo que es obligatorio alquilar también un rifle).
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Longyearbyen (c) paco chiclana |
26 de julio.-
Por la mañana acudimos a las
perreras en busca de gaviota marfil, sin éxito en ese momento.
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Inspeccionando zona de las perreras (c) alicia casart |
Dimos un buen
paseo por la zona del pequeño y antiguo cementerio donde añadimos a la lista
varios ánsares piquicortos con pollitos.
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ánsar piquicorto (c) david garcía |
También observamos una pareja de
correlimos oscuros con prole de pocos días y cortejo de chorlitejos grandes.
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chorlitejos grandes (c) paco chiclana |
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chorlitejo grande (c) fernando del valle |
Y
recogimos equipaje y nos trasladamos al puerto para comenzar nuestro crucero
ártico en el rompehielos Ortelius.
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fiordo en Longyearbyen (c) paco chiclana |
El embarque se realizó a las 4 de
la tarde. Recibimos las oportunas instrucciones de seguridad, el Capitán en su
charla de bienvenida aconsejó disfrutar de la infinita variedad de la vida
ártica sin preocuparse del encuadre perfecto -lo que chafa el viaje a algunos
pasajeros, incomprensiblemente-, y rápidamente fuimos a cubierta ansiosos de
contemplar a los fulmares que se aproximaban a menos de un metro para darnos la
bienvenida. Esta especie nos acompañó durante toda la travesía, predominando
los de tonalidades oscuras.
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fulmar (c) paco chiclana |
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fulmar (c) fernando del valle |
27 de julio.-
Nuestro viaje alrededor de
Spitsbergen tomó rumbo norte. Siguiendo la costa oeste llegamos por la mañana a
Fjortende Julibutka, pequeña bahía en Krossfjorden donde realizamos un
emocionante paseo en zodiac a lo largo del esculpido frente del glaciar 14 de
julio dejándose ver la primera foca barbuda.
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glaciar 14 de julio (c) paco chiclana |
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foca barbuda (c) david garcía |
La base del glaciar estaba
invadida por gaviotas tridáctilas que se alimentaban en las ricas aguas
provenientes de los fundidos de agua dulce del gigantesco bloque de hielo.
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tridáctilas en la base del glaciar (c) paco chiclana |
Esta
imagen se fue repitiendo en casi todos los glaciares observados y, a veces, las
concentraciones las formaban miles de tridáctilas que se arremolinaban en esa
mezcla de agua dulce y salada, posándose a descansar en los azulados témpanos
helados.
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gaviota tridáctila (c) paco chiclana |
Las laderas colindantes estaban ocupadas por colonias de cría de este
lárido, araos de Brünnick, gaviones hiperbóreos y frailecillos.
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araos de Brunnick (c) paco chiclana |
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araos de Brunnick (c) fernando del valle |
Los hiperbóreos
también nos acompañaron durante todo el viaje pero siempre en escaso
número.
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gavión hiperbóreo (c) paco chiclana |
Tras el paseo en zodiac desembarcamos una media hora gozando de una
exuberante vegetación y dos págalos grandes vinieron a comerse los restos de un
álcido depositado en la orilla de la playa.
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págalos grandes (c) paco chiclana |
En la tarde visitamos Ny Alesund,
situado en Kongsfjord (Kings Bay), el asentamiento más nórdico en todo el
planeta, fundado primeramente como pueblo minero y siendo actualmente un centro
de investigación.
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Ny Alesund (c) paco chiclana |
Nada más tocar tierra nos sorprendió una preciosa gaviota
marfil que nos sobrevoló y se perdió tras los barcos del puerto.
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gaviota márfil (c) david garcía |
A lo largo de
la estancia se dejó ver también colimbo chico y el grupo más septentrional de
focas comunes conocido que descansaban con su típica silueta aplatanada.
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focas comunes (c) paco chiclana |
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focas comunes (c) oscar rodríguez |
En todos los
paseos fuera del barco nos escoltaban guías armados con rifles para vigilancia
sobre posibles ataques de osos polares.
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guía con rifle (c) david garcía |
Eso daba tranquilidad pero también era
un corsé que impedía que pudieras deambular libremente a tu antojo en busca de
especies animales o vegetales, debiendo seguir siempre una senda fijada por
ellos. También vimos algunos renos que se alimentaban frenéticamente a fin de
aprovisionar reservas para el crudo invierno. Tras la ronda por el pueblo
embarcamos y dimos un paseo por el fiordo, con unas bellas imágenes del
glaciar.
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grupo en Ortelius (c) rai martín |
No tuve suerte con la pareja de págalos raberos que criaban en la
ladera opuesta a nuestro recorrido.
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paisaje en Ny Alesund (c) paco chiclana |
28 de julio.-
Nuestro viaje nos llevó hasta la
entrada del fiordo de Liefde con el registro del primer oso polar en una ladera montañosa, visión lejana pero válida para ir abriendo boca. Predominaban
las areniscas rojas que proyectaban un colorido especial sobre la cubierta del
fiordo. En la mañana dimos un paseo en zodiac explorando Andoyane (Duck
Islands) recortándose el crucero al levantarse fuerte viento.
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de "payaseo" en la zodiac (c) fernando del valle |
Se trata de una serie de islas
de baja altitud salpicadas de lagunillas
y bahías pequeñas donde disfrutamos de grupos reproductores de ánsares
piquicortos y eíderes comunes, un par de colimbos chicos en
vuelo, una pareja de págalo grande, un par de focas barbudas y una impresionante foca de casco. En muchas bahías tranquilas aparecieron, durante el viaje, grupos reducidos de eideres comunes compuestos mayoritariamente por hembras y crías.
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pareja de págalo grande (c) david garcía |
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ánsares piquicortos (c) paco chiclana |
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hembra de eider común -subespecie borealis- (c) david garcía |
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foca de casco (c) david garcía |
También
avistamos varios araos aliblancos que, por otra parte, fueron comunes a lo
largo del viaje. El guía nos comentó que a finales de
junio se habían visto allí algunos eideres reales.
Seguimos navegando por
Liefdefjord –un profundo fiordo de la costa noroeste- a lo largo del glaciar
Mónaco, uno de los más impresionantes.
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Ortelius junto a Monacobreen (c) paco chiclana |
Desembarcamos en Idabukta y dimos un paseo por la morrena lateral disfrutando
de un agradable ambiente ártico y de una almohadillada tundra donde destacaban estampas salpicadas de silene musgo.
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silene acaulis (c) paco chiclana |
Sobre las once de la noche
cruzamos los míticos 80º latitud norte y el capitán acercó el barco a la
pequeña isla de Moffen para avistar las primeras morsas del tour, aunque no nos acercamos mucho para preservar su protección.
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grupo lejano de morsas en Moffen (c) fernando del valle |
Impresionantes
estos pinnípedos de gran tamaño con sus enormes colmillos y su gruesa piel que
cambia de color a medida que sale del agua. Y poco antes de alcanzar Moffen nos
sorprendió el enorme sifón de una gigantesca ballena azul –el animal más grande
del mundo- sobresaliendo de la inmensidad del oceano. Fue una tarde completa
que se cerró con observaciones de rorcual aliblanco, focas oceladas y de
Groenlandia.
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rorcual aliblanco (c) fernando del valle |
29 de julio.-
Sobre de las seis de la mañana
solía estar en cubierta y este día comencé la jornada contemplando las islas
más remotas y norteñas del archipiélago de Svalbard (y de Europa) llamadas las
Siete Islas, en la costa noreste de Spitsbergen.
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preparados para el desembarco (c) paco chiclana |
Desembarcamos en la de mayor
extensión -Phippsoya- donde el clima es tan rudo que restringe bastante la
vegetación. Allí observamos un grupo de unas 30 morsas, en este caso compuesto
mayoritariamente por hembras y sus crías recolonizando esas playas
después de varios años de persecución y caza extrema.
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playa con grupo de morsas en centro de imagen (c) paco chiclana |
Las morsas se acercaron a
curiosear y fue espectacular verlas emitir sus enormes resoplidos tan cerca
nuestra.
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grupo de morsas (c) paco chiclana |
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morsas (c) fernando del valle |
En un relajante paseo observamos excrementos y pelos de oso, muchos
huesos de ballenas, bastantes líquenes, escribanos nivales, el ataque desmedido
de un págalo parásito a un correlimos oscuro y un sinfín de acontecimientos
interesantes. Aprovechamos para recoger basura que los coletazos de la
corriente del Golfo había dejado en aquellas costas y embarcamos nuevamente
entre fulmares y focas oceladas.
Seguimos navegando hacia el norte
en busca del mar helado. Este año ha sido bastante pobre en hielo y tuvimos que
subir hasta los 81º 10’ N para encontrar el “pack ice”. Fue espectacular
permanecer en cubierta y vivir el encuentro con la banquisa, comprobando cómo
se dibujaban en el horizonte líneas blancas resplandecientes que respondían a
las avanzadillas de plataformas heladas.
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banquisa al fondo (c) paco chiclana |
Por delante de nosotros iba el
Plancius (otro rompehielos) que nos facilitó las coordenadas de los primeros
osos polares, en este caso una lejana hembra acompañada de una cría bastante crecida
que por su gran tamaño podría ser un macho de casi dos años, y que amamantaba aún regularmente.
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hembra de oso polar amamantando a una cría casi más grande que la madre (c) óscar rodríguez |
Fue tremendo verlos interactuar en su hábitat, dar cortos paseos seguidos de buenos
descansos y cómo la hembra amamantaba a su retoño a punto de destetarse, todo ello en un
escenario sobrecogedor de mar helado bajo una buena nevada. Cuando el viento racheado creció fueron a protegerse tras un bloque de hielo que les hizo de parapeto. El capitán apagó
los motores del barco para eliminar el ruido y gozar más intensamente aquellos
momentos de silencio. Por si fuera poco, tres gaviotas marfiles entraron
también en escena más un rorcual aliblanco. En ese espacio mágico pasamos la
noche o, mejor dicho, las horas de descanso ya que no se puso el sol a lo largo
de todo el viaje.
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en el océano helado (c) paco chciclana |
30 de julio.-
Bastante temprano ya estaba en
cubierta a espera de acontecimientos. Levantarse en pleno mar helado era un
enorme privilegio.
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desde la cubierta (c) paco chiclana |
La tarde anterior había sido bastante fría y en esta mañana despuntaba el sol y el viento
había amainado. La banquisa bajo un cielo azul era realmente espectacular, aunque pronto se tornó gris. Observamos
varias huellas de oso polar y pronto apareció el primer ejemplar del día, un
majestuoso macho que nos dejó unas imágenes de escándalo al quedarse cerca de
nosotros unos 20 minutos.
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huellas de oso polar (c) david garcía |
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oso polar macho (c) paco chiclana |
El barco maniobraba entre el hielo pero nunca invadía
el espacio propio de estos osos marinos. Muy conmovedor fue el de una hembra
con dos crías del año –nada usual- que
se aproximó a curiosear hasta que algo la asustó y se alejó prudentemente.
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osa con crías (c) paco chiclana |
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ositos (c) paco chiclana |
Esas
imágenes de las dos bolitas de pelo amarillentas tras la gran osa deambulando
por el océano helado quedarán imborrables en mi memoria. De igual manera fue
muy destacable e hipnótico otro gran oso que también
se acercó a curiosear -siempre olfateando-, retirándose finalmente a rematar los restos de una foca.
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oso polar macho (c) paco chiclana |
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oso comiendo restos de una foca (c) fernando del valle |
En cuanto se separó unos metros de la carcasa aparecieron un gavión hiperbóreo
y una gaviota marfil a continuar con el festín. Ver esa escena fue para mí un
sueño hecho realidad. Al final del día habíamos visto 8 osos distintos.
A lo largo de la jornada
observamos varias gaviotas marfiles más -todas adultas-, unas dando vuelos de
reconocimiento y otras acompañando a las omnipresentes gaviotas tridáctilas en
la captura de los pececillos que el barco dejaba al descubierto al romper el
hielo, escenario donde también fueron protagonistas varios págalos pomarinos y
los sempiternos fulmares.
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gaviotas marfiles (c) paco chiclana |
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págalo pomarino (c) fernando del valle |
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fulmar (c) fernando del valle |
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pomarinos atacando a tridáctila (c) andy paterson |
Aunque no conseguimos ver ninguna foca ocelada sobre
el hielo, éstas fueron comunes en el mar helado, generalmente en las pozas que
iban apareciendo.
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foca ocelada (c) fernando del valle |
Parece ser que este año la mayor
parte del hielo marino al norte Spitsbergen era joven y de espesor menor de un
metro, encontrándose sólo hielo más antiguo y de más grosor en el ártico
canadiense y en Groenlandia. Ello implica que el grosor del hielo marino es
cada vez menor y que el volumen total del hielo marino en el Ártico se está
reduciendo rápidamente.
31 de julio.-
Tras una noche con algo de oleaje tocaba explorar el estrecho de Hinlopen, brazo de mar entre Spitsbergen y Nordaustlandet, la segunda isla más grande del archipiélago de Svalbard. La idea era visitar a primera hora los acantilados de Alkefjellet donde
nidificaban 60.000 parejas de araos de Brünninck, pero vientos de 30 nudos
impidieron el desembarco. No obstante, el capitán acercó bastante el Ortelius a
las paredes rocosas para disfrutar del paisaje. Una llovizna seguida de rayos
de sol generó un precioso arco iris sobre el acantilado.
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acantilado en Alkefjellet (c) paco chiclana |
En bastantes
kilómetros a la redonda los Brünninck aparecían con ceba en sus picos.
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arao con ceba (c) david garcía |
Por si
esto no fuera suficiente, varias morsas dejaron ver sus cabezotas por la zona.
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morsa (c) paco chiclana |
Seguimos navegando y a la tarde
alcanzamos la bahía de Vibebukta, sita en la costa sur de Nordaustland, donde
dimos un paseo por una playa repleta de miles de fósiles grabados en lajas de
piedra. Una inmaculada gaviota marfil nos dio la bienvenida.
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gaviota marfil (c) david garcía |
Subimos a su cima
nevada y contemplamos unas vistas sobrecogedoras. A pesar de ser un desierto
polar poseía pequeños oasis donde encontramos plantas como la amapola ártica.
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papaver dahlianum (c) paco chiclana |
También nos topamos con varios huesos de ballenas que descansaban allí a través
del tiempo sin alteraciones humanas.
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mandíbula de rorcual (c) paco chiclana |
Poco después alcanzamos el
glaciar Brasvellbreen -indescriptible por su enorme grandiosidad- y la cascada negra por donde
corren ríos de deshielo.
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Brasvellbreen (c) paco chiclana |
Nos dejó boquiabiertos sin poder dar crédito de su
belleza.
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grupo en cubierta (c) paco chiclana |
A la salida vimos varias focas de Groenlandia con sus típicas figuras
de vigía.
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focas de Groenlandia (c) fernando del valle |
1 de agosto.-
Generalmente solía estar en
cubierta sobre las 6 de la mañana, pero este día madrugué bastante más para no
perderme los osos polares de Freemandsundet en el estrecho entre Barentsoya y
Edgeoya, dos islas al este de Spitsbergen. Increíbles estos osos pastando en laderas herbosas lejos de focas y de mar helado.
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osos polares pastando (c) paco chiclana |
Parece ser que quedan allí
atrapados tras el deshielo estival y permanecen esos meses sólo a base de
vegetales, por lo que se ven más delgados . Otra teoría es que en
estas fechas se produce el destete de las hembras y varios machos viajan a esas
frescas laderas a su encuentro. Sea lo que fuere, ver varios osos pastando fue
sorprendente, llegándose a contabilizar hasta 13 distintos.
Seguidamente nos alejamos de la
zona para desembarcar con seguridad y pisamos tierra en Dolerittneset -Kapp
Lee-, al noroeste de Edgeoya, con una rica, vistosa y algodonosa tundra,
auténtico placer para los sentidos, donde se alimentaban varios renos.
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antiquísimas instalaciones científicas en Dolerittneset (c) paco chiclana |
La tundra estaba tapizada de hermosas saxifragas amarillentas.
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saxifraga hirculus (c) paco chiclana |
Los acantilados que forjaban la bahía
estaban repletos de plataformas de araos aliblancos que coloreaban la pared por
su continuo ajetreo. Otra sorpresa que nos deparó la playa fueron cuatro machos
de morsa que descansaban y dormitaban plácidamente en su orilla, totalmente
ajenos a nuestra presencia.
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morsas (c) andy paterson |
Las morsas parecían rendir homenaje a restos de
ejemplares de su especie depositados allí en un trágico cementerio recordatorio
de terribles matanzas en siglos pasados. También disfrutamos con una familia de
escribanos nivales que se alimentaban entre la pareja de págalos parásitos que
patrullaban su territorio.
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hembra y juvenil de escribano nival (c) paco chiclana |
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págalo parásito (c) fernando del valle |
Por la playa vimos varios correlimos oscuros y un
primer verano de gavión hiperbóreo (hasta ahora sólo habíamos anotado adultos).
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correlimos oscuro (c) david garcía |
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grupo acabando un "landing" (c) paco chiclana |
A la tarde entró nuevamente el
barco en Freemansundet, ahora por la cara norte, en Barentsoya, pero se
suspendió nuevamente el desembarco por la presencia de varios osos en
Sundneset. No obstante, no hubo problemas en acercarnos con la zodiac y
disfrutar de unos acantilados repletos de aves como ánsares piquicortos,
barnaclas cariblancas y araos aliblancos, coronado todo por una pareja de
hiperbóreos con pollos crecidos.
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barnacla cariblanca (c) paco chiclana |
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gavión hiperbóreo (c) fernando del valle |
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gavión y aliblancos en acantilado (c) rai martín |
En el agua un vimos pato havelda y alguna foca
barbuda.
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foca barbuda (c) fernando del valle |
Los araos activaron el sonido de fondo protagonizando con sus reclamos
musicales las entradas y salidas a las plataformas.
Ortelius siguió rumbo mostrando
unas imágenes espectaculares de las montañas puntiagudas, aquellas que
inspiraron a los primeros exploradores holandeses el nombre de Spitsbergen a la
isla principal de las Svalbard.
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montañas puntiagudas (c) paco chiclana |
Generalmente a las 6 de la tarde
se permitía el acceso al puente de mando, lo que era de agradecer para entrar
en calor si el frío arreciaba en cubierta, para curiosear sistemas de
navegación y para charlar cordialmente con el capitán cuando éste estaba libre.
Desde esa posición se tenía una visión más amplia del océano.
2 de agosto.-
Hornsund, gran fiordo al sur del
archipiélago, nos dio la bienvenida con un cielo abierto y un azul muy limpio. Estábamos en rumbo norte nuevamente.
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Hornsund (c) paco chiclana |
A primera hora hicimos un crucero en zodiac por la bahía de Burgerbukta, con
un escenario de documental.
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Burgerbukta (c) paco chiclana |
Las buenas
temperaturas de ese día aceleraron el deshielo del frente del glaciar y fueron
frecuentes las fragmentaciones y caídas de bloques al mar con grandes y
estruendosos chapuzones.
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Burgerbukta (c) paco chiclana |
La guía que condujo la zodiac, entre trozos de hielo flotantes, apagó el
motor para que pudiésemos escuchar el “crepitar” de las burbujas que liberaban
el aire atrapado al fundirse el hielo. Ese mágico y melódico tintineo provocó el escape de
algunas lágrimas de emoción.
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grupo en la zodiac (c) mario martín |
Al espectáculo también acudieron multitud de
fulmares, gaviones hiperbóreos y gaviotas tridáctilas que se posaron en los pequeños icebergs.
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fulmares (c) paco chiclana |
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gavión hiperbóreo (c) paco chiclana |
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gaviotas tridáctilas (c) paco chiclana |
Varias focas barbudas también hicieron acto de presencia. Los acantilados estaban repletos de aves
nidificantes y nuestro primer zorro ártico correteó a sus pies en busca de alimento.
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zorro ártico (c) paco chiclana |
El pico Horsundtind, con sus 1.431 metros, nos observaba majestuoso mientras seguíamos rodeados de frailecillos, araos aliblancos y de Brünninck.
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frailecillos -subespecie naumanni- (c) paco chiclana
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araos aliblancos de panel blanco más extenso -subespecie mandtii- (c) paco chiclana |
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arao aliblanco (c) fernando del valle |
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araos de Brunnick (fernando del valle) |
Continuamos navegando y en
Samarinvagen vimos dos yubartas en la base del glaciar a la búsqueda del rico
alimento que genera la mezcla de agua dulce y salada.
Desembarcamos en Gashamma
encontrando varios restos de ballenas, pero una niebla densa se apoderó del
lugar y regresamos al barco. El capitán dirigió el rompehielos al borde de la
placa continental pero la persistencia de la niebla anuló la posibilidad de ver
grandes ballenas esa tarde.
3 de agosto.-
Por la mañana navegábamos en el
fiordo de Bellsund con gran presencia de págalos grandes.
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págalo grande (c) fernando del valle |
En este brazo de mar
los charranes árticos comenzaron a ser nuevamente familiares.
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charrán ártico (c) david garcía |
Desembarcamos en
Ingeborgfjellet y vivimos una gran experiencia observando el trasiego de una colonia de mérgulos en su ladera
pedregosa.
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Ingeborgfjellet (c) paco chiclana |
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mérgulos (c) paco chiclana |
Fue una gran momento, sobre todo cuando un par de zorros árticos
empezaron a manifestar su presencia con ladridos y correrías.
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zorro ártico (c) paco chiclana |
También vimos
nuevamente varios renos ganando peso en la exuberante tundra.
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renos (c) paco chiclana |
Tras la comida hicimos el último
“landing” en Midterhuken, también en Bellsund. Aquí la actividad fue libre y
hubo tiempo para el baño en las gélidas aguas, para la observación de plantas,
para una última contemplación gozosa del ártico y para revisar los acantilados
repletos de aves. Grupos de correlimos oscuros y barnaclas cariblancas
recorrían la costa mientras nos poníamos los chalecos salvavidas para regresar
al Ortelius.
Entramos al fiordo de
Longyearbyen sobre las once de la noche y dos rorcuales aliblancos anunciaron
nuestra llegada.
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rorcual aliblanco (c) mario martín |
4 de agosto.-
Tristemente se acababa nuestra
aventura marinera por Svalbard y sobre las 9 de la mañana abandonábamos el
rompehielos.
Hasta las 2 de la tarde no salía
nuestro avión hacia Oslo y aprovechamos para dar una vuelta por Longyearbyen.
Vimos con sorpresa que en estos diez días los mérgulos habían desaparecido de
las paredes rocosas, que los pollos de correlimos oscuros, ánsares piquicortos
y escribanos nivales estaban muy crecidos, que había más jóvenes de gaviones
hiperbóreos volando por la ciudad y que el periodo reproductor iba tocando a su
fin.
La última mirada desde el
aeropuerto fue para decir hasta pronto a los rorcuales aliblancos que
permanecían en las aguas próximas.
Notas.-
Tanto a la ida como a la vuelta el grueso del grupo hicimos noche en Oslo. Allí dimos un paseo por el lago
cercano al aeropuerto y a nuestro hotel con observaciones interesantes de
escribano cerillo, reyezuelo sencillo, porrón osculado, corneja cenicienta y
otras especies pocos habituales por nuestra tierra.
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escribano cerillo (c) paco chiclana |
Hasta Oslo llegamos con Tap vía
Lisboa, donde también tuvimos que hacer noche en ambos sentidos al cambiar los
horarios la aerolínea.
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Ortelius en el ártico (c) paco chiclana |
El viaje que hemos realizado ha
sido un crucero alrededor de Spitsbergen programado para conocer estos remotos
parajes árticos en toda su amplitud, desde la vertiente histórica hasta la
natural. Ha sido muy gratificante y enriquecedor, aunque si se desea visitar
estos lugares con un planteamiento principalmente “bichero” quizás haya que
barajar otras alternativas. Los idiomas en el barco han sido inglés, alemán y chino, echándose de menos -en determinadas circunstancias- el castellano para
comprender plenamente algunas exposiciones.
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Eriophorum scheuchzeri es una ciperácea frecuente en Longyearbyen que forma pastos algodonosos (c) paco chiclana |
La observación de 21 osos polares
y de un número similar de gaviotas marfiles, la contemplación de unos paisajes
verdaderamente fascinantes y la convivencia y el buen ambiente reinante en
nuestro grupo ha elevado la calificación del viaje a sobresaliente.
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la vuelta no era agradable pero había que poner al mal tiempo buena cara (c) fernando del valle
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12 comentarios:
Que pasada y que envidia, me alegro como lo habéis pasado, un abrazo
Espectacular viaje Paco. Me imagino lo que habréis disfrutado. Un abrazo
muchísimas gracias amigos
¡¡Envidiable viaje!!
Espectacular el viaje, la crónica y las fotos!
No falla Paco, tus narraciones son una forma maravillosa de revivir esos momentos. Gracias por ponerles letra.
No he podido leerlo hasta hoy pero me ha resultado grandioso
me alegro de lo bien lo habéis pasado.
espero poderlo hacer algún año.
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Agradezco vuestros halagos enormemente. Muchas gracias
He disfrutado como un oso leyéndolo!
me alegro mucho amigo
¡Qué magnífico viaje! He disfrutado y aprendido mucho con tus fotos y comentarios. Gracias mil. Ya me has picado. Tengo que ir yaaaaa jajajajaja. Un abrazo, Chúss.
me alegro mucho Chúss, un fuerte abrazo
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