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domingo, 21 de octubre de 2012

Marruecos 2012

EXCURSION ORNITOLOGICA A MARRUECOS
 por Paco Chiclana

   Del 5 al 8 de octubre de 2012

Participantes:
Fernando del Valle, Ricardo Martín-Baylo, José Antonio Lama, Mario Martín,  Oscar Rodríguez, Raimundo Martín y Paco Chiclana.

Especies interesantes observadas:  ratonero moro, perdiz moruna, tórtola senegalesa,  vencejo moro, alondra cornuda sahariana, alondra ibis, calandria picogorda, terrera sahariana, terrera colinegra, lavandera blanca – ssp subpersonata-, bulbul naranjero, tordino rojizo, colirrojo diademado,  collalba de Seebohm,  collalba negra de Brehm, collalba culirroja,  curruca de Tristam, curruca sahariana, herrerillo africano, alcaudón real -subespecie elegans-, cuervo desertícola, urraca -ssp mauritanica-, escribano sahariano.


itinerario realizado en línea roja
Resumen: Ha sido un viaje relámpago pero muy satisfactorio. Las condiciones laborales-económicas obligan a veces a la realización de estos miniviajes, pero suficientes para escaparse unos días de la rutina diaria, para observar nuevas especies de aves, para contemplar nuevos paisajes y para disfrutar largamente de la compañía de amigos. Realmente sólo han sido dos días de pajareo más algunas horas añadidas de los días primero y último. Suelo preparar a conciencia los viajes con el fin de sacarles la máxima rentabilidad, pero éste ha sido complicado por muchos factores: el destino era el desierto de Zagora y fue difícil encontrar reports que incluyeran esta zona en internet; el viaje ha sido en otoño, y la gran mayoría de las crónicas encontradas fueron de primavera, con rutas estándar y puntos de localización de especies muy concretos - época además donde las aves están muy activas y conspicuas-, justo al contrario que ahora donde las aves se mueven y dispersan tras la estación de cría; del grupo que hemos viajado el único que había pajareado anteriormente en Marruecos era yo, con gran número de especies de allí observadas, por lo que mis objetivos eran distintos al resto de compañeros y era necesario compaginar todos los intereses. Finalmente todos los ingredientes han cuajado bien y ha sido una excursión aventurera y exitosa. Aprovecho para agradecer la información suministrada por amigos como Jose A. Sencianes, Rafa Romero, Jorge Garzón, Pablo Galiano y Condado Requena.

grupo © Fernando del Valle
----Viernes 5 de octubre.-
Viajamos con Ryanair de Sevilla a Marrakech, aterrizando allí algo después del mediodía, aunque no pudimos salir del aeropuerto hasta algo más tarde por problemillas en la recogida del coche de alquiler, una Hyundai H-I de 9 plazas, con gran capacidad y bastante cómoda, con la que recorrimos casi 1200 kilómetros. Nos dirigimos hacia el Atlas para cruzarlo por el paso de Tizi-n-Tichka, realizando una parada rápida en la casa forestal de Toufliath, lugar que no deparó muchas sorpresas ya que se nos echaba la noche encima (oscurecía sobre las seis de la tarde), no había buenos lugares de acceso y se acumulaban demasiadas molestias entre niños, perros y ruido de camiones. Decidimos irnos y despedir el día en la cima de la parte central del alto Atlas, a 2200 metros, con unas bonitas vistas de roquero rojo y collalba negra sobre la montaña desnuda. 
alto Atlas © Paco Chiclana
Nos esperaban algunas horas de coche hasta nuestro alojamiento en Zagora, donde llegamos pasadas las diez de la noche. Para ello tuvimos que alcanzar Ouarzazate y recorrer gran parte del valle del Draa atravesando el rocoso Jbel Sarhro –la parte este del Anti-Atlas –y dejando atrás Agdz.

----Sábado 6 de octubre.-
Sobre las seis de la mañana ya había luz, pero un buen rato antes ya andábamos algunos con prismáticos en ristre en los jardines del hotel, disfrutando con los primeros bulbules y escribanos saharianos del tour. 


bulbul naranjero © Fernando del Valle
escribano sahariano © J.A. Lama
Desayunamos rápido y marcamos rumbo a Mhamid. Hicimos la primera parada antes de abandonar Zagora ya que a las afueras, sobre los muros de adobe de las casas, vimos las primeras collalbas de Brehm, bastante comunes a partir de ahora y, sin lugar a dudas, la especie más representativa de nuestra ruta marroquí. 
collalba negra de Brehm © Fernando del Valle
Poco después de Tamegroute vimos un palmeral con una pinta genial. Nos metimos en él y sacamos tórtola senegalesa y perdiz moruna. Había un paso bestial de paseriformes como papamoscas, mosquiteros, currucas, y podíamos haber echado allí toda la mañana, pero había que seguir ruta. De Zagora a Mhamid la carretera atraviesa el típico pre-desierto de Marruecos con un buen número de lugares interesantes para observación de aves.
 © J.A. Lama
Poco después de Tamegroute cogimos una pista a la izquierda que indicaba Aatar. Hicimos unos metros y vimos varias alondras ibis y alcaudón real, subespecie elegans –apelativo bien puesto por lo elegante que es- y una águila pescadora descansado sobre una torreta eléctrica –curioso verla en este inmenso secarral-. 


alondra ibis © Fernando del Valle
Continuamos ruta y nos detuvimos nuevamente pasado Tinfou, cerca del puente sobre el río Draa, donde observamos lavandera blanca, subespecie subpersonata. En la vegetación ribereña mucho taraje y matorral repleto de paseriformes en paso, con varios zarceros pálidos y bulbules en los palmerales aledaños. También varios gorriones chillones.
oued Draa © Paco Chiclana
lavandera blanca, ssp. subpersonata © Fernando del Valle
El día estaba relativamente fresco y no apretaba demasiado el calor, lo que era de agradecer. Seguimos ruta –viendo alondra ibis desde el coche- y a unos 50 kilómetros de Zagora llegamos a Jbel Bani, pedregal montano con ratonero moro. Justo después de pasar Jbel Bani encontramos un oued seco salpicado de acacias a lo largo de su recorrido, y coronado por uno de las especies objetivo de mi viaje, el tordino rojizo. 


tordino rojizo © Fernando del Valle
Bajada urgente de la furgoneta y a disfrutar de los tordinos, que resultaron ser una familia compuesta de parejas de adultos y cinco juveniles, algunos aún con boqueras. El bosquecillo de acacias estuvo genial ya que también ofreció excelentes vistas de curruca de Tristam (que debía haber abandonado ya sus zonas de cría en la montaña) y terrera sahariana –varias aves que vinieron a nuestro encuentro-. 


terrera sahariana © Fernando del Valle
Y un papamoscas cerrojillo de cola completamente negra, que bien podía ser un ibérico o bien un papamoscas del Atlas. Era la hora del bocadillo y decidimos darnos un respiro en un palmeral a la entrada de Ouled Driss, donde ya empezaban a verse las típicas dunas del desierto y tuaregs con sus camellos. Justo al bajarnos del coche un par de cuervos desertícolas reclamaron nuestra atención sobre una torreta eléctrica, ambos con los picos abiertos para aliviar el calorcillo de las primeras horas de la tarde. 


cuervo desertícola © J.A. Lama
Y después del almuerzo llegada a Mhamid, por fin. Es un pequeño pueblo donde acaba la carretera y donde empieza el verdadero desierto del Sahara. A partir de allí ya sólo hay pistas transitables por todo-terrenos o camellos. Era un espectáculo ver aquello. La escena ante nosotros eran dunas salpicadas de arbustos y nos metimos por alguna de las pistas de arena firme que se veían. 


© Oscar Rodríguez
Sólo unos metros y se cantó curruca sahariana a nuestra izquierda. Se movía tímidamente por el centro de un arbusto y se largó antes de que se pudiera observar por toda la peña. La curruca había volado hacia un arbusto cercano pero no permaneció en él mucho tiempo, siempre escondida, aunque la vimos muy bien cuando voló de nuevo hacia otro matorral, esta vez más lejano. Había que moverse rápido, sin titubeos, y decidimos acercarnos en el coche hacia la zona donde había caído. El problema es que estábamos en el desierto, obviamos las advertencias, y nos hundimos en la arena cuando la pista se hizo menos generosa. Bueno, era un viaje de aventura y ya teníamos otra más para contar. Mientras pensábamos cómo sacar el coche de allí, apareció un valenciano con un todo-terreno y eliminó el problema rápidamente, situándonos de nuevo sobre arena firme.
© Paco Chiclana
Tras el susto del atasco, dimos una vuelta por la zona donde cayó la curruca sahariana, pero ni rastro de ella, aunque sí varias collalbas de Brehm y alguna alondra ibis. Era mi segunda y última especie objetivo del viaje y no pude disfrutarla tanto como hubiera querido, como ocurrió con los tordinos rojizos que se dejaron ver todo el tiempo y a placer. Sólo los que preparamos y trabajamos previamente las rutas, con bastantes horas de dedicación, sabemos lo que se disfruta cuando se consigue ver una especie objetivo, y lo que se puede llegar a sufrir cuando otra de ellas falla o no se deja ver en las condiciones deseadas (el resto de la peña sumaba esa mañana una decena de bimbos y no le importó tanto como a mí que la sahariana hubiera sido tan esquiva). En un taller de Mhamid nos cambiaron una de las ruedas –que estaba en malas condiciones- y tomamos camino de vuelta. Debíamos llegar a dormir a Ouarzazate y aún nos quedaban unos pocos kilómetros por delante. A la salida de Tagounite nos topamos con una zona arenosa, con muy buena pinta, con matorral disperso, y decidimos despedir allí el día. Dimos una vuelta viendo mucho pajarillo, añadiendo collalba de Seebohm –un macho mudando que debía también haber abandonado sus áreas de cría -, collalba rubia, terrera común y muchos más.
Y de vuelta a Ouarzazate nos cogió una tormenta sobresaliente. Primero fue seca pero con descargas eléctricas a tutiplén, y posteriormente con lluvia intensa. Y entre ellas una tormenta de arena que nos cubrió totalmente, cegándonos y dejándonos sin visibilidad. Paramos el coche y esperamos unos minutos que pasara el borrascón. Curiosísimo ver ese otro espectáculo en el desierto, donde se supone que llueve poquísimo. Ya había oscurecido pero se veían inundadas las llanadas de nuestro alrededor ¡ya decíamos que iba a ser un viaje totalmente aventurero!. Hasta que alcanzamos Zagora la carretera apareció inundada en varios tramos dudando si podríamos cruzarla en algunos de ellos. Afortunadamente después de Zagora la cosa mejoró bastante y pudimos llegar a  Ouarzazate pasadas las diez de la noche. Dejamos atrás el valle del Draa, con sus oasis y palmerales, que se mostraron muy bonitos incluso en la oscuridad de la noche.

----Domingo 7 de octubre.-
Nos acostamos tarde pero nos levantamos temprano ya que aconsejé a la peña estar en el Tagdilt Track sobre las 7 de la mañana, y distaba de nosotros algo más de cien kilómetros. Yo conocía ese lugar de mi anterior viaje y sabía que podía añadir varias especies nuevas a la lista del grupo. Quizás podía haber intentado el buitrón desertícola en el Jbel Sarro, en la zona pedregosa y de matorral disperso subiendo a Agdz, viniendo de Ouarzazate, pero sabía que el Tagdilt iba a ser generoso e iba a dar muchas alegrías al grupo en general (aunque yo no sumara ninguna especie nueva). El Tagdilt Track es una estepa fácilmente accesible al sur de la parte central del alto Atlas, justo a la salida de Boumalne du Dades. Es una vasta planicie repleta de especies típicas del pre-desierto marroquí, pero también –lamentablemente- de basura y desperdicios. Es una pena el mal estado de conservación de aquel lugar, mucho más deteriorado y maloliente desde mi primera visita cuatro años atrás. De todas maneras, sigue siendo muy generoso en cuanto a aves y, en pocos minutos, sumamos collalba culirroja, alondra cornuda sahariana, calandria picogorda y terrera colinegra.


collalba culirroja © J.A. Lama
alondra cornuda sahariana © Fernando del Valle
calandria picogorda © Fernando del Valle
terrera colinegra © J.A. Lama
También ratonero moro, mucho camachuelo trompetero, terreras comunes, lavanderas boyeras y alguna bisbita campestre. El programa indicaba dormir en Marrakech y quedaba bastante camino por delante. A la vuelta hicimos una breve pausa en el embalse de Ouarzazate –Mansour Eddahbi Dam- donde sacamos focha moruna, más collalba de Brehm y más alcaudón real –elegans-. 


 © Paco Chiclana
alcaudón real, ssp. elegans © Fernando del Valle
Y comenzamos la ascensión nuevamente al paso de Tizi-n-Tichka. Efectuamos una parada unos 50 kilómetros antes de la cima con la suerte de ver un bonito macho de colirrojo diademado, y unos metros más arriba una preciosa hembra. 


colirrojo diademado © J.A. Lama
También avión roquero. Nos detuvimos unos minutos en el paso, pero bastante pobre de aves, a excepción de algunas chovas piquirrojas. Supongo que la mayoría de las especies del alto Atlas han debido ya haber abandonado estas áreas a primeros de octubre y haber descendido a cotas más bajas. De todas maneras, en mi viaje de 2008 cruzamos primeramente el Atlas por Ifrane –noreste del medio Atlas-, y me pareció mucho más interesante para especies de montaña, con planicies más ricas y bosques de cedros más extensos para pícidos y paseriformes varios. En el área de Marrakech es conveniente buscar estas especies en Oukaimeden, aunque ahora no estaba planificado por falta de tiempo (en mi anterior viaje Oukaimeden fue todo un éxito). Si queréis leer la crónica de mi viaje marroquí en 2008 podéis hacerlo en:
http://elblogdepacochiclana.blogspot.com.es/2008/08/marruecos-2008.html
Y pasada la cima, hicimos varias paradas en zonas con rodales y manchas arbóreas en busca de pajarillos, sacando herrerillo africano –subespecie ultramarinus- y pinzón vulgar –subespecie africana-, ambos sumamente bellos.
Llegamos a nuestro alojamiento de Marrakech relativamente temprano, sobre las ocho de la tarde, por lo que podíamos darnos un pequeño homenaje a base de couscous, tajines y cerveza Casablanca.

----Lunes 8 de octubre.-
El avión despegaba a la una de la tarde y no había lugar para mucho escape, aunque sí tiempo suficiente para una visita a los jardines de La Menara donde disfrutamos con la ssp. mauritanica de la urraca, con varios vencejos moros sobrevolando el palacio y con los cantos de varios bulbules naranjeros. Ya en el aeropuerto, un escribano sahariano nos despidió en el interior de la terminal.


urraca, ssp. mauritanica © Ricardo Martín-Baylo
Han sido muchas más las especies anotadas, aunque no las he reflejado por no aburrir al personal, aunque quizás debiera haber reseñado también las variedades locales de cogujadas común y montesina, mirlo común, carbonero garrapinos, agateador común y piquituerto, por ejemplo. 


 © Raimundo Martín