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viernes, 25 de febrero de 2011

Países Bajos 2011

EXCURSIÓN ORNITOLÓGICA A LOS PAISES BAJOS 2011
por Paco Chiclana

Del 12 al 15 de febrero

Participantes: Fernando del Valle, Mario Martín, Ricardo Martín-Baylo, Raimundo Martín, Rafael García, José Antonio Lama y Paco Chiclana.


grupo © Paco Chiclana





Resumen.- A mediados de febrero un grupo de amigos nos regalamos una excursión ornitológica a los Países Bajos. La escapada sólo fue de tres días, pequeña pero suficiente para ver las aves que llevábamos en nuestra lista y gozar a tope de la belleza de aquellas tierras. Comenzamos el periplo en el norte de Bélgica y lo acabamos en el norte de Holanda, invirtiendo la mayor parte del tiempo en este segundo país. Nos acompañó el sol, el frio, la lluvia, el cielo azul, la niebla, el gris plomizo en el aire, en definitiva, un repertorio de lo más variado y enriquecedor. Disfrutamos de las aves, de los paisajes espectaculares, de la luz de esos países centroeuropeos, de la gastronomía, de la cerveza, de la cultura, de nuestra compañía. Tres días de intenso pajareo donde los prismáticos y telescopios no descansaron ni un minuto. Recorrimos alrededor de 1.300 kilómetros, siendo altamente recomendable alquilar coches en compañías donde el kilometraje no esté limitado. Volamos con Ryanair, Sevilla-Eindhoven y viceversa. Nos quedamos a dormir en los hospedajes de la cadena Staokay, concretamente en Bergem op Zoom, Haarlem y Valkenswaard. Estos alojamientos están especialmente orientados a gente joven y resultan económicos si se ocupan todas las camas de que disponen las habitaciones, cosa que no ha sido nuestro caso. Quiero resaltar especialmente que el éxito del viaje se lo debemos a Fernando del Valle, quien ha dedicado muchas horas a su preparación y, en especial, al seguimiento de las especies y localización a través de la web http://www.waarneming.nl/. Sobre el trip-report, decir que intentaré no repetir mucho las especies y que no haré mención a todas las observadas, sino sólo a aquellas más interesantes (trataré de no aburrir demasiado).

12 de febrero.-Aterrizamos en Eindhoven sobre las nueve de la mañana y nos fuimos raudos al norte de Bélgica, concretamente a Mechelen, donde teníamos localizada una barnacla cuellirroja sedimentada allí varios días. Prestamos especial interés a esta ave ya que la mayoría de las cuellirrojas que había eran muy móviles y no permanecían mucho tiempo en el mismo sitio. El lugar escogido por la barnacla eran unos extensos campos verdes con un gran encharcamiento en el centro. Tras unos minutos –horas para algunos- de nerviosismo al no verla, la localizamos finalmente cuando conseguimos ver en vuelo a un bando de barnaclas cariblancas donde suponíamos que debía estar integrada. Nos dirigimos al grupo de gansos y bingo, allí estaba rebosante de encanto. En el grupo también vimos ánsares campestres (subespecie rossicus), caretos (subespecie albifrons) y un par de tarros canelos, entre otros. Y en las inmediaciones bonitos grupos de barnaclas canadienses, tarros blancos, faisanes vulgares y gansos del Nilo. La peña quería apuntarse un archibebe patigualdo grande que había al sur de Holanda, en Colijnsplaat, y allí nos fuimos a la hora del bocata, consiguiendo grabarlo en las tarjetas de memoria de las digitales. Anochecía un poco antes de las seis de la tarde y aún quedaba algo de tiempo para el pajareo. Nos dirigimos a unos pólders cercanos, algo más al oeste, donde cerramos el día observando barnaclas carinegras (subespecie bernicla), porrones osculados y unos chulísimos zorzales reales que levantaron de unos pastos cercanos y fueron a posarse todos al mismo árbol, mirándonos con el rabillo del ojo y en posición de alerta.

13 de febrero.-
Amaneció a las ocho de la mañana y ya estábamos en el interior del parque nacional De Biesbosch, al sur del país, importantísimo espacio para migración e invernada de acuáticas. Sitio mágico donde los haya, debo reconocer que es uno de los lugares que más me han impactado por su grandeza. Las primeras luces del día venían acompañadas de una ligera niebla que le daba aún más atractivo. La primera escena pajaril fue la observación de un avetoro en la orla vegetal de una pequeña laguna, a la vez que nos sobrevolaron serretas chicas y cisnes cantores. Continuando la pista que se interna en el parque fuimos descubriendo hermosos bandos de ánsares caretos, tantos posados como en vuelo, y nosotros, boquiabiertos, intentado quedarnos con sus reclamos y movimientos. Aquí observamos el único ratonero calzado y las primeras serretas grandes. También ánsares comunes y campestres y varias garcetas grandes.
Y de allí nos movimos al norte, concretamente a Flevoland. Un pigargo inmaduro, una bandada de tres mil barnaclas cariblancas, un grupo mixto de cisnes chicos y cantores, algunos azores posados a la espera de pajarillos, ratoneros grandotes y muy pálidos, y muchas más especies mientras recuperábamos energías con unos bocatas. Y los fotógrafos sin darle descanso a las cámaras.
Los desplazamientos en coche, entre puntos de observación, eran sumamente entretenidos ya que los omnipresentes campos verdes nos ofrecían, de manera casi continuada, cisnes vulgares, gaviotas canas, palomas torcaces, cornejas, grajas, etc.
Aún nos quedaban un par de horas de luz y teníamos que esperar la noche en Camperduin, algo más al norte, lugar clásico para observar ánsares chicos. Allí fuimos y vimos hasta cinco ejemplares distintos, acompañados en una de las ocasiones de tres barnaclas carinegras subespecie hrota. El lugar elegido para ello fue Pettemerpolder.

14 de febrero.-
Esta mañana nos amaneció camino de Julianadorp, pequeña población cercana a Den Helder, donde se estaba citando últimamente un grupito de ampelis. Bajo una lluvia cansina recorrimos el pueblo hasta que dimos con ellos, cebándose bien en un arbusto de bayas rojas ¡cómo no! El recorrido también nos ofreció un bando de pardillos sizerines mezclados con lúganos, y varios pinzones reales.
Y seguíamos subiendo hacia el norte. Circulamos a través del puente que une las ciudades holandesas de Den Oever y Zurich, sobre Ijsselmeer, enorme lago artificial localizado en el centro de los Países Bajos y que es uno de los entrantes poco profundos del mar del Norte. Desde el mismo coche pudimos observar eíderes, negrones, colimbos, gaviones y gaviotas argénteas. Y justo al acabar el puente, en un pequeño puerto, disfrutamos de lo lindo con grandes números de serretas grandes y chicas, la única serreta mediana del viaje, y varios porrones osculados.
Y más ruta hacia el norte. Fuimos a Sneek en busca de un ánsar de Ross que se había registrado allí el día anterior, y lo vimos, inmaculado, acompañado de barnaclas cariblancas y ánsares piquicortos.
Era algo tarde para seguir ascendiendo y había que picar ya destino sur, algo apenados por no haber alcanzado la costa por encima de Groninger. De vuelta a Eindhoven, donde cogíamos el avión a la mañana siguiente, hicimos la última parada en un pólder en Flevoland, observando un inmenso bando de más de 2.000 porrones moñudos. La guinda al pastel fue contemplar el cortejo de seis porrones osculados que rivalizaban por hacerse con los favores de una presumida hembra.
Y como podéis imaginar, la visita a los Países Bajos en invierno es un viaje imprescindible para los amantes de las aves del Paleártico (algunos de nosotros ya hemos repetido).


ampelis © Fernando del Valle

porrón osculado © Fernando del Valle

ánsar de Ross © Fernando del Valle

barnacla cuellirroja © JA Lama

barnaclas cariblanca y carinegra © JA Lama

ánsar campestre © Rafa García

ánsar piquicorto © JA Lama

ánsar chico © Rafa García

ánsar careto © Rafa García

serreta grande © Rafa García

serreta chica © Rafa García

cisnes cántor y chico © Fernando del Valle